Cada cierto tiempo a la prensa anglosajona le da por destacar algunas playas planetarias y al minuto ya se destaca por aquí, como si tuviese que venir el guardián británico a revelarnos que este o aquel arenal es bonito. Por un lado está bien, porque ello atrae a grandes consumidores de lúpulo fermentado e, incluso, algunos de ellos hasta echan raíces en la tierra. A este ritmo, desde la Xunta tendrán que ponerse a trabajar y promocionar los arenales más feos de la costa gallega, por aquello de la diversidad y la integración, pero será difícil, más fácil es cebarse con el feísmo, también llamado reciclaje.